jueves, 19 de mayo de 2011

DESERCIONES

Nos levantamos la semana pasada con la noticia que un Territorial de Caixa Penedès ha dejado la empresa. Si hiciéramos un símil castrense, se podría decir que en una época de conflictos, un General ha desertado.

No deja de ser sintomático que mientras las exigencias a la plantilla son más duras que nunca, con la realización de jornadas de puertas abiertas en fines de semana y festivos, cursos de formación, venta de inmuebles y de SIG (ninguna de las dos cosas es fácil de vender), los Generales deserten.

Cada vez les resulta más difícil encabezar un proyecto que los mismos Directivos ya no se creen. Durante meses nos aseguraban que éramos una perita en dulce, que lideraríamos un proyecto de fusión, que teníamos una solvencia contrastada, una liquidez excepcional, y todo este castillo de naipes se ha ido derrumbando. ¿Y ahora qué nos quieren vender? ¿Una inexistente ilusión?

Unos directivos que en esta nueva situación deben de tener miedo a perder peso en la nueva estructura de BMN. Y esto se hace más plausible en cuanto que Caixa Penedès, una de las Cajas más importantes de Catalunya, se convertirá en una delegación Territorial del banco.

Todo esto nos lleva a hacer algunas reflexiones:

  • ¿Con qué argumentos nos tienen que pedir sacrificios personales por la empresa, si ellos son los primeros a no tenernos en cuenta para nada?
  • ¿Qué credibilidad tienen si a las primeras de cambio son los primeros en abandonar el barco?
  • Si tan importante es la contención de gastos, ¿cómo es que continúan teniendo cuatro Territoriales, 28 zonas? ¿Para que sirven tantas duplicidades de cargos?
  • ¿ Vale la pena dejar de conciliar la vida familiar y laboral para un futuro que los mismos Directivos parece que no ven claro?
  • ¿Tenemos que continuar aguantando actitudes retrógradas de algunos mandos intermedios (que quizás también abandonarán el barco) más propias de otras épocas?

Mientras tanto nosotros sí que tenemos que continuar haciendo el trabajo, y cuando decimos nosotros nos referimos a todos los compañeros y compañeras de oficinas, de los departamentos de Servicios Centrales y muchos más que cada día trabajamos con una presión ya enfermiza. Y todos estos sobreesfuerzos no obtienen ninguna recompensa, sólo chasco tras chasco.

Hemos asistido a los primeros abandonos.

¿Quién será el próximo?

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